Monitos burlones
...la sátira y crítica ha sido corrosiva y los papeles protagónicos de las caricaturas nunca se han invertido, el pueblo siempre se representa como el explotado y el gobierno como un ser tonto y nefasto...
Por Catalina Lara
Burlarse de cualquier cosa podría resultar muy sencillo, pues basta tener algo que ridiculizar para emitir un comentario corrosivo al respecto, sin embargo, para hacer esto con los políticos y situaciones que vive nuestro país no es fácil, requiere de técnica, estilo e ingenio para no ser censurados, esto lo han llevado a cabo cientos de caricaturistas a lo largo de la historia de México, y lo han hecho tan bien que incluso existe un museo para mostrar al público su forma tan peculiar de burlarse.
El Museo de la Caricatura, ubicado en el número 99 de la calle Donceles en el Centro Histórico de la Ciudad de México, presenta una muestra consistente en cartones políticos que datan de la época independentista de nuestro país hasta la actualidad, es decir, del siglo XIX hasta mediados de la primera década del XXI, por lo tanto puede compararse la forma en que los moneros han emitido sus burlas a través del tiempo, aunque no se halla una variación entre una época y otra, pues en todo momento la sátira y crítica ha sido corrosiva y los papeles protagónicos de las caricaturas nunca se han invertido, el pueblo siempre se representa como el explotado y el gobierno como un ser tonto y nefasto que a pesar de su inutilidad está al frente del país oprimiendo al indígena y al obrero.
Al recorrer el museo, el cual también funge como escuela para quienes aspiren a caricaturistas, el visitante no se cansa, pues la exposición sólo consta de tres salas, sin embargo, en éstas hay una gran cantidad de cartones satíricos y burlescos en los cuales se pusieron en práctica los principios básicos de la caricatura, es decir, la exageración y ridiculización de rasgos de los personajes que en ellos se presentan, así como la síntesis de elementos representativos de una situación, además, cada una de las caricaturas lleva impreso el sello personal del monero que las dibujó y firmó para responsabilizarse de las opiniones que en ellas emitió.
Las salas del Museo de la Caricatura son muy pequeñas y, para tratarse de algo tan burlesco y que puede inspirar carcajadas, les falta luz; además es un museo muy sencillo, simplemente están las caricaturas enmarcadas y colgadas en las paredes, en algunas salas uno puede encontrarse con la figura de un personaje saliendo de la pared o colgado del techo, sin embargo, falta una escenografía que ambiente las épocas que ilustran las caricaturas.
La muestra cuenta con un apoyo audiovisual en la última sala, pues hay una pantalla en la cual se transmite un video relativo al arte de dibujar cartones políticos y presenta un collage de diversas caricaturas con la canción “Dame el power” del grupo Control Machete, la cual refuerza la sátira plasmada en los dibujos. Este pequeño video es un buen recurso para captar la atención del visitante y que éste entienda un poco más el por qué de los cartones observados, pues al no tener cada uno de ellos una explicación, mucha gente no puede interpretarlos, mucho menos si no vivieron la época criticada.
El Museo de la Caricatura es una buena opción para todos aquellos interesados en la historia de la crítica política, pero yo recomendaría que al planear visitarlo se contemple realizar otra actividad después, ya que en recorrerlo no se tardará más de 20 minutos o media hora y se tendrá libre el resto del día.
Posted by Laura H.
on 21:11. Filed under
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